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Rockefeller Center, New York. Arquitectos: Raymond Hood, Wallace K. Harrison y Andrew Reinhard
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La gran manzana

Daniel Valdés

Situado entre las avenidas Quinta y Sexta, y entre las calles 48 y 51 de Nueva York, el Rockefeller Center ocupa un emplazamiento formado por tres manzanas (cada una de ellas de 284 metros de largo por 60 de ancho). El edificio Illa Diagonal, en Barcelona, se encuentra sobre una manzana comprendida entre las calles Diagonal, Deu I Mata, Numancia y Entenza. Su fachada sobre la Diagonal es excepcionalmente larga, de más de trescientos metros.


Tanto el Rockefeller Center como L’Illa Diagonal son proyectos de nuevos centros urbanos. Ambos comparten los rasgos que se dan cita en el artículo “Rockefeller Center” (publicado en la revista Fortune en diciembre de 1936) : “El conjunto debe combinar el máximo de congestión con el máximo de luz y espacio”, y “toda la planificación […] debería basarse en ‘un centro comercial tan hermoso como sea posible, compatible con los altos ingresos que debían generarse’”.


En el caso del Rockefeller Center fueron muchos los proyectos y las cabezas pensantes que participaron de manera oficial y -no oficial- para lograr materializar esa paradoja de la que antes hablábamos, el “máximo de congestión con el máximo de luz y espacio”. La imagen del Rockefeller Center que aquí se muestra es una visión –de abajo hacia arriba- del edificio más alto del conjunto, el que ocupa la manzana central. Este edificio –que cuenta con 256 metros de altura y 70 plantas- preside una plaza y está flanqueado por un conjunto menor de edificios, los cuales ocupan las manzanas adyacentes.


En el caso de Barcelona, la manzana se muestra, tal y como se menciona en la memoria del proyecto, “como un vacío entre la ciudad que todavía es fiel al plan Cerdà –y por tanto continua y basada en la idea de edificación cerrada- y aquella otra fruto de la planificación
de los años sesenta y setenta, caracterizada por la discontinuidad y la edificación abierta”. La propuesta –seleccionada en un concurso internacional celebrado en 1986- propone una estrategia urbanística que pretende la transformación del vacío en un nexo de unión entre los sectores de la ciudad antes mencionados. Se proyecta un edificio longitudinal que corre paralelo a la Diagonal a lo largo de toda la manzana, emplazando, tras él, un parque en el que se levantaría un hotel, un centro de convenciones y unas escuelas.


Al concentrar la mayor parte del volumen que las ordenanzas permitían en un solo edificio, en ambos casos se da lugar a una ingente masa, y en ambos casos ésta debe tratarse con sumo cuidado. Para que el volumen no se perciba como una masa indiferenciada, se quiebran y se segmentan tanto las plantas como los perfiles. En L’Illa Diagonal, además, el edificio se perfora de forma generosa en aquellos puntos en los que la atención a los diferentes accidentes urbanos lo reclaman. En ambos proyectos, las visiones en escorzo, que con tanta frecuencia se tienen, abogan también en favor del sistema de retranqueos.

Illa Diagonal, Barcelona. Arquitectos: Manuel de Solà-Morales y Rafael Moneo
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